jueves, 15 de septiembre de 2016

El paraíso existe, está en Galicia y se llama Islas Cíes














Los romanos las llamaron “Islas de los dioses" y hoy en día se las conoce como 
el “Paraíso de Galicia”. Un paraíso sin palmeras, ni falta que hace, tojos y eucaliptos en las zonas altas, y acacias y pinos en las bajas, forman una cubierta forestal que contrasta con la blanca y fina arena de sus playas, pisadas por vikingos, corsarios, bárbaros, musulmanes,… Julio Verne pasó por ellas y se cree que hasta el mismísimo Julio César. Un paraíso para las aves que cada año anidan en ellas: gaviotas, frailecillos, araos, cormoranes...
                                                                                                                                                     


Las Islas Cíes forman parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, situadas frente a la bocana de la ría de Vigo cerrando el paso a los vientos oceánicos, convierten a ésta en una auténtica laguna.






El archipiélago está formado por tres islas y dos islotes. La isla del Norte, o Monteagudo, y la del Medio, o del Faro, están unidas por una franja de arena y un dique artificial que delimita un pequeño lago de agua salada que se renueva cada día con el ir y venir de las mareas, formando una gran pecera natural. La isla Sur, o de San Martiño, la más ancha y abrupta de todas, está separada por el estrecho de Freu da Porta.








Las Islas Cíes tienen dos caras, una cara embravecida que mira a mar abierto, al océano Atlántico, con acantilados espectaculares de fuerte oleaje en los que se crían percebes y mejillones. Y una cara calmada, con playas de ensueño y aguas tranquilas, que miran hacia la ría de Vigo, en las que hay multitud de moluscos bivalvos, así como rodaballos, sollas y lenguados.






La playa de Rodas, la más grande de las Cíes, presume de ser la más bonita del mundo: con forma de media luna, con un ecosistema dunar, con arena fina de cuarzo blanco, y con cristalinas aguas azules y frías, muy frías.












Las Islas Cíes están situadas a unas 8 millas náuticas de Vigo (unos 15 kilómetros). Son varias las compañías navieras que efectúan el trayecto desde Vigo, con diferentes precios y horarios según temporada, y diferentes puertos desde donde embarcar: Cangas, Baiona y Vigo. Un trayecto en ferry de unos 45 minutos desde el puerto de Vigo. Al tratarse de un parque natural las visitas están restringidas a un número máximo de visitantes por día (2.200 más un máximo de 800 campistas). El billete de embarque ya autoriza a visitar las islas del Norte y del Medio, para San Martiño, accesible solo en embarcación privada, hay que solicitar el permiso. 








Nada más desembarcar, siguiendo la pasarela de madera, se encuentra la caseta de información del parque: mapas de rutas, playas, etc. Nosotros elegimos recorrer la Ruta 1: Monte Faro (+-7 kilómetros ida y vuelta). Este sendero nos conduce hasta algunos de los hitos de este espacio natural, entre ellos Las Dunas y Playa de Rodas, el Lago dos Nenos y el Faro de las Cíes que, situado a 175 metros de altitud, se convierte en un excelente mirador del archipiélago, con panorámicas impresionantes, en días claros puede alcanzar a verse parte de la costa portuguesa.






Galicia es tierra de mitos y leyendas, y las Islas Cíes no están libres de ellas.


Visitamos las Islas Cies invitados por Turismo de Vigo tras ganar el Concurso de Trazers. Las opiniones expresadas son libres.

Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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domingo, 11 de septiembre de 2016

Los tesoros de Vigo y su Ría

Cuando en el pasado TBMAndorra 2016 ganamos, gracias a nuestros seguidores en RRSS y junto a 365sabadosviajando, el viaje a Vigo visitando las Islas Cíes que Trazers, Turismo de Vigo y Vigo Convention Bureau regalaban en su concurso, no imaginábamos lo que Vigo nos podía ofrecer.





La bahía de Vigo forma un anfiteatro en el que la ciudad asciende por la colina hasta la Fortaleza del monte O Castro, atalaya privilegiada desde donde contemplar la preciosa estampa que forman la Ría de Vigo con las Islas Cíes en el horizonte cerrando la ría y remansando sus aguas. Las Islas Cíes son, el principal orgullo de los vigueses, forman parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas y cuentan, según el diario”The Guardian”, con la mejor playa del mundo.








Vigo es la ciudad más poblada de Galicia, su trazado urbano es extenso y está distribuido en parroquias, por lo que no tiene un centro, sino varios, tantos como barrios, cada uno con su personalidad, fiestas y costumbres. El barrio O Berbés, o Casco Vello, el más antiguo de la ciudad, se está recuperando tras años de decadencia, retomando el carácter de barrio marinero.







En la subida hasta la fortaleza del monte O Castro, hay dos paradas ineludibles: una en el poblado prerromano que se levanta en la ladera y la otra en las anclas de los galeones de Rande, vestigios de la famosa batalla de 1702.









La ensenada de Rande cuenta la historia que fue el escenario de la batalla de Vigo o batalla de Rande, que enfrentó escuadras anglo-holandesa e hispano-francesa, y en la que la marina hispano-francesa prefirió hundir sus propios barcos antes que entregarlos al enemigo. Batalla que ha dado pie a diversas teorías sobre el cargamento que transportaban los galeones españoles, el mayor envío de tesoros procedentes de América pudiera estar todavía en el fondo de la ría. Julio Verne, en su novela “Veinte mil leguas de viaje submarino”, la situó como la fuente de aprovisionamiento de oro del Nautilus. El puente de Rande fue, cuando se construyó, el mayor puente tirante de Europa. La isla de San Simón ha pasado de sanatorio de leprosos a centro cultural. En temporada alta son diferentes las navieras que ofertan visitas guiadas y teatralizas por la ensenada, desembarcando en la Isla de San Simón.






Vigo no se entendería sin su Ría, ni esta sin su Puerto, uno de los más importantes de Europa y el de mayor calado de Galicia, el mismo que vio partir a tantos y tantos gallegos hacia América, en el que se pueden ver enormes transatlánticos y cruceros de lujo, y multitud de barcos de pesca. El mismo puerto en el que podemos coger los ferrys que nos llevan a las Cíes, y en el que, como si de un bus de línea se tratara, salen barcos hacia Cangas de Morrazo y a Moaña cada media hora.







En la rúa da Pescadería, más conocida como la calle de las Ostras, al lado del Mercado da Pedra, en el entorno del puerto, todavía quedan algunos puestos en los que degustar este rico bivalvo fresco a un precio razonable, un oficio tradicional que forman parte de la historia de Vigo. La rúa dos Cesteiros es otra de las muestras de antiguos oficios, en peligro de extinción, que perduran en el Casco Vello.








El parque de Castrelos, el más grande de Vigo, es el preferido de los vigueses para practicar deportes, en él hay un anfiteatro al aire libre en el que se celebran conciertos multitudinarios. En el interior del parque y rodeado de un hermoso jardín, el Pazo de Quiñones de León alberga el museo municipal de Vigo. Los jardines del Pazo forman parte de la “Ruta de la Camelia”, la flor de Galicia.











Testigo de una pujante clase media crecida al abrigo del puerto, es la arquitectura civil de finales del siglo XIX y principios del XX, con estilos como el modernismo, el eclecticismo, el regionalismo y el racionalismo, repartidos por las calles de Vigo, ocupados ahora en su mayoría por grandes empresas: cadenas comerciales, banca...









En el Centro de Visitantes de las Islas Atlánticas podemos aprender cosas tan curiosas como que es el Mar de ardora. Un fenómeno luminoso fosforescente que se puede ver ocasionalmente en el mar al romper las olas, que puede durar unas horas o días, y que se crea gracias a una bacteria bioluminiscente asociada a las microalgas de plancton que emiten una misteriosa luz azul. 






Vigo es una ciudad llena de cuestas, difícil de recorrer para los amantes de las dos ruedas, pero si queremos pedalear un rato podemos desplazarnos hasta el barrio de Bouzas y dar una vuelta por su paseo, que cuenta, además de carril bici, con un local en la alameda de alquiler de velocípedos de lo más variopinto.







Por supuesto no nos olvidamos de las playas, además de la Playa de Rodas, en las Cíes, el arenal de Samil es una de las más recomendables, su agradable paseo, con restaurantes y terrazas, es un buen lugar para tomarse un Rías Baixas fresquito al atardecer con las Islas Cíes como telón de fondo.




Nuestro agradecimiento a Trazers, Turismo de Vigo y Vigo Convention Bureau por darnos la oportunidad de conocer esta ciudad llena de gente amable, servicial y acogedora, Vigo es una ciudad llena de tesoros.

¿Queréis conocer un poco más de Vigo?



Vídeo:Turismo de Vigo

Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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martes, 30 de agosto de 2016

Ruta del Cares, León-Asturias

                                   


El río Cares ha ido labrando, a lo largo de millones de años, una garganta profunda, un cañón que separa el Macizo Central del Macizo Occidental cuyas cumbres en ambos Macizos se elevan más de 2.000 metros. Desfiladero que el hombre aprovecho para trazar un camino entre las tierras de León y Asturias, uniendo las localidades de Caín y Poncebos.







La ruta del Cares es la ruta más conocida del Parque Natural de los Picos de Europa y una de las rutas senderistas más espectaculares de toda Europa. La senda fue trazada para facilitar el mantenimiento de un canal construido para aprovechamiento hidroeléctrico. Un recorrido que hoy en día es visitado por miles y miles de senderistas a lo largo del año, atraídos por la espectacularidad del paisaje y la facilidad de acceso. Aunque no está exenta de peligros, es de fácil recorrido. Se la conoce también como “La Garganta Divina del Cares”.








Como es de suponer la ruta se puede comenzar por cualquiera de los dos extremos, por Posada de Valdeón (León) o por Poncebos (Asturias). Nosotros la comenzamos desde Caín (León), restando así unos cuantos kilómetros y recorriendo aproximadamente la mitad de la ruta, empezando por el tramo más espectacular, donde el desfiladero es más angosto, con muchos túneles tallados en la roca, un par de puentes sobre las cristalinas aguas del Cares, la pequeña presa de Caín, puerta de entrada del agua en el canal, con aguas color esmeralda y con escalera salmonera incluida.








El sendero transcurre en paralelo al canal, a cierta altura sobre el río, sin barandillas en la mayor parte del recorrido y con algunos tramos muy estrechos, por lo que aunque es fácil de recorrer, hay que extremar las precauciones. No hay agua potable. No hay cobertura de móvil. Hay desprendimientos de piedras. Y están prohibidas las bicicletas.








Una senda, de poco más de metro y medio de anchura, en la que se han llegado a contar más de 5.000 visitas en un solo día. La ruta del Cares es la ruta senderista más, o una de las más, visitadas de Europa.









Gracias por tu visita ¡¡Hasta pronto!!
                                             
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